Tuesday, March 02, 2010

Muere Max Neuhaus (1939-2009)

María Andueza

El pasado martes, 3 de febrero de 2009, murió en su casa de Italia Max Neuhaus, figura distinguida del arte sonoro y del arte contemporáneo internacional. Neuhaus, músico de formación, percusionista reconocido y posteriormente una de las figuras más relevantes de la creación sonora, moría como consecuencia de un cáncer dejando con su marcha un vacío ذ como aquellos que creara con sus زtime piecesس ذ en el ánimo de todos nosotros, para los que su trabajo ha sido una motivación constante.

El artista de Texas, nacido en 1939, supo entender como pocos las posibilidades del sonido como material de la creación plástica. Pionero de las instalaciones sonoras, sus obras, creadas específicamente para ubicaciones de distintas ciudades y museos, jugaban con el espectador en una suerte de participación involuntaria. Muchos de sus trabajos, instalados con carácter permanente, pueden percibirse todavía hoy por distintos lugares del mundo. En Nueva York, su famosa pieza Times Square seguirá emitiendo, pese a su ausencia, el zumbido constante que alterado por las circunstancias del terreno se mezcla con el ritmo frenético de la ciudad. En Austria, Time Piece Graz, continuará marcando las horas mediante una sutilísima señal sonora que va aumentando gradualmente su intensidad hasta desaparecer de forma súbita, dejando paso a un silencio latente que escuchamos y casi podemos ver.

Max Neuhaus prefirió el anonimato en la mayoría de sus obras. Éstas se inscribieron en el continuum de la ciudad como un elemento más. Sin remitir específicamente ni a lo artístico ni a lo sonoro, generaban en el ciudadano una percepción singular que podía interpretarse como un hallazgo y una creación personal. En sus obras no había un significado sino simplemente un estímulo. La imposibilidad de distinguir en muchos casos el sonido añadido del sonido ambiental, hace que el ciudadano conecte instantáneamente con la situación creada y de esta forma con el espacio intervenido.

Podía parecer una paradoja cuando Neuhaus argumentaba que las obras no eran aquellos sonidos que él incluía en el espacio, sino aquello que se producía cuando los escuchábamos, o, cuando éstos dejaban de escucharse, como en el caso de Graz. Lo cierto es que sus obras no necesitan una explicación formal, basta con experimentarlas para darse cuenta que uno de sus mayores logros fue saber conectar, con una gran sensibilidad, lo artístico y lo sonoro con la ciudad y con el grueso de sus ciudadanos.

Terminamos esta reseña con la bienvenida que Neuhaus eligió para su página web:

«Nuestra percepción del espacio depende tanto de lo que oímos como de lo que vemos»

http://www.max-neuhaus.info/home.htm

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